4. Geometría sensible


Una geometría convertida en sensación pudiera parecer un contrasentido, sin embargo, en las piezas de Magdalena Fernández esa fusión entre rigurosidad matemática y florecimiento sensible es producida porque lo geométrico, lo abstracto, es comprendido no como estructura sino más bien como tensión. A saber, desde una concepción dinámica en la que la forma es concreción de fuerzas y no sistema de medida, en la que el equilibrio y no la invariabilidad es el vector fundamental, en la que la “permanencia” es un efecto del cambio, de la modificación. La abstracción geométrica, en este caso, no es pureza racional sino más bien la elaboración de una suerte de “esqueleto” de la naturaleza y del mundo, en el que éstos se muestran como corporalidad y materialidad viva. Sus piezas se erigen en las fronteras de lo geométrico o lo constructivo, en sus bordes, y al integrar las potencias propias de la naturaleza (de la physis) se abren conteniendo y promoviendo sus propias variaciones y transformaciones.

Por ello, el trabajo de la artista naturaliza y vitaliza la geometría, es decir, la distorsiona convirtiéndola en esa ideación dinámica que permite producir fenómenos que pueden ser experimentados en un “como sí”, a partir de la concatenación de elementos visuales y sonoros; a partir de encontrar en las retículas y los esquemas geométricos puros sus instantes imprevisibles, que se muestran como tensión, desarrollándose como potencia de movimiento, como lugar de transformación. La sensualidad se encuentra al vitalizar las formas y figuras, al estimular la aparición de variaciones al interior de los elementos y de las síntesis estructurales; al construir sus videos e instalaciones bajo la fórmula vivencial del crecimiento, también del nacimiento y la muerte. Esta geometría sensible aparece, entonces, como un nuevo modo de atender al espacio y la existencia, un modo voluptuoso, cautivador y seductor.

Un cuadrado acuoso, húmedo, cuyas aristas ondulan perdiendo su rigidez construyen los videos 2pm006 / 4pm006; en ellos se trata críticamente la pura abstracción al convertir la rigurosidad del cuadrado en un elemento móvil que se parece más a una infatigable actividad productora que a una forma ideal, y que gracias a ello traduce en formas ideales el sentido del mundo. Estos videos invocan –llaman, requieren– un momento imperfecto de lo ideal que puede vivificarlo hasta el punto de permitir que la figura geométrica encarne, se haga cuerpo líquido, se muestre como una presencia inasible pero visible, impensable pero perceptible.

SP


Entre la naturaleza y la experiencia artística, la práctica de Fernández incluye una investigación espacial meticulosa y femenina que es sensible a los campos, contextos, ambientes y sitios. En línea con el esfuerzo abstracto y modernista de sustituir los límites de la geometría euclidiana, la práctica de Magdalena Fernández responde a las cualidades físicas, estructurales y constitutivas del espacio, así como a la experiencia sensible y afectiva de este. La geometría sensible de su práctica sugiere una nueva lógica del espacio que se aleja de la lógica de las categorías fijas, y se preocupa del papel que desempeñan la presencia y la ausencia, los acontecimientos y las relaciones, la unidad y la multiplicidad, así como su fundamento en la experiencia. En cuanto a los aspectos interiores y exteriores de su trabajo, la construcción de un orden geométrico ya no resulta útil para la soberanía de la razón pura, sino que se extiende hacia una topología de la experiencia donde el espacio, el tiempo y el devenir se apegan a la revelación de la naturaleza. Su trabajo amplía la preocupación abstracta y modernista con un nuevo orden de espacio que sobrevive en el sustrato de nuestra experiencia de vida. Los aspectos evocadores e inmersivos de las instalaciones de Fernández son esenciales para morar en las áreas que ocupan sus geometrías sensibles. Su trabajo establece conexiones entre eventos, relaciones y experiencias, así como las maneras en que estas ocurren en la naturaleza. Se podría decir que la geometría de las instalaciones de Fernández parte de un movimiento de afecto por la naturaleza, debido al cual el espacio, el tiempo y la pureza de los trazos elementales obedecen a una lógica que no es de razón pura, sino de expectativa, tal como una tensión que sustenta la revelación de una imagen, y reverbera sobre la superficie de sus obras. Intuición, síntesis, sedimentación y recolocación corresponden al tratamiento de una geometría diferencial y sus repeticiones interminables. Las series Video apuntes y Grabado (2018-2019) son estudios de composición donde la artista amplía la lógica de la abstracción a través de la conectividad multiversal de puntos, convergencias, líneas y planos. Igualmente, la noción abstracta de composición parece traducirse en un estudio sobre el juego de las estructuras, los puntos y las líneas con tendencia hacia puntos virtuales de convergencia en el espacio. En este sentido, la comprensión de la geometría de Fernández se abre hacia una topología de modularidades, elasticidades y variaciones que la artista domina mediante el entrelazamiento de la necesidad interna de la naturaleza y la exactitud de la repetición y el cálculo.

SB

< >
regresar